2017 será distinto, sin duda.
Todo es dorado, plata y púrpura; dentro y fuera de las casas se respira esa emoción por el año que sale y el nuevo que entra tan característica de aquellas horas.
A penas falta media hora para que el famoso reloj dé las últimas campanadas del 2016; el ambiente está cargado de excitación, nervios y algo de prisa. Los mayores ya preparan las uvas, aceitunas para los más pequeños, y el champán, que no falte para brindar por un nuevo año lleno de alegrías de nuevas experiencias y, por supuesto, lleno de amor y esperanza.
La familia se sienta frente al televisor, con su canal preferido y esperan.
Cinco minutos.
El caos reinaba. Los niños se inquietan. Los padres tratan de entretenerlos de cualquier forma. El abuelo los manda callar, como si no supiese después de tantos años cómo funciona lo de las uvas.
Un minuto.
Todos se callan, pendientes de la caja tonta. por suerte, desde los últimos años salen unas bolitas en la pantalla que ayudan a los que aún no se aclaran entre los cuartos y las campanadas. La bola cae y empiezan los cuartos. Algunos niños, despistados, toman un par de uvas antes de darse cuenta de que eso no son las campanadas.
Ahora sí.
Una.
Dos.
Tres.
La cosa va bien. Todos están concentrados en comer al tiempo y empezar el año con buen pie.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Las primeras risas. Unos a otros se van mirando y es imposible no reírse un poco, mezcla de la tensión del momento, de las caras… Y de que cada uno hace lo que le da la gana.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Los niños ya han acabado, al menos los más pequeños. Hay atragantamientos, babas y risas, muchas risas. Todos disfrutan, todos se lo pasan bien.
Diez.
Once.
Doce.
Una silla que cae, pero su golpe queda amortiguado por el sonido de los festejos, de los gritos de la celebración, del champán al ser descorchado. Nadie va a felicitar a Lucía, nadie se acuerda de ella. Siempre se aísla en las reuniones familiares, siempre en su cuarto. Y en estos últimos meses ni siquiera salía a saludar. Nadie se da cuenta de que falta una de las cuerdas de las cortinas.
Ya es muy tarde cuando se acuerdan de Lucía. Los gritos de celebración se sustituyen por gritos de dolor.
2017 será distinto, sin duda.
Super dramatico. Me ha gustado mucho has sido muy original 😉 te empiezo a seguir y me pasare a leerte de vez en cuando
Me gustaMe gusta
¡Muchas gracias! Me alegro de que te guste.
Bienvenida, ranita~
Besitos
Fdo. La Rana Lectora
Me gustaMe gusta